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domingo, 27 de febrero de 2011

27-F y Zorba el Griego

Quería escribir sobre el terremoto de hace un año, pero sentí que era saturar con lo del 27-F, y sin tener ninguna observación nueva que hacer al respecto. Más de lo mismo.
No obstante, hoy volví a ver un clásico del cine, Zorba el Griego, y algo apareció entre los escombros de mis recuerdos del pasado terremoto, no la destrucción, ni los problemas y fraudes de la reconstrucción, muy importantes por cierto, sólo que a mí, lo que del terremoto me quedó, fueron las imágenes de los saqueos y posterior histeria ciudadana de potenciales saqueos. La muchedumbre aprovechándose del caos. No todos fueron viles y despreciables bandidos, porque se comprende a los que creyeron que se les venía el fin del mundo encima y trataron de abastecerse de alimentos y artículos primarios. Pero esos otros, que se llevaron cantidades nada despreciables de televisores de plasma, lavadoras, equipos de sonido y hasta uno que se quiso hacer de un montacarga, me parecieron idénticos a la oscura muchedumbre de Zorba el Griego. Sobre todo en esa escena en donde todavía no se muere la vieja francesa “esposa” de Zorba y ya están los del pueblo intentando desvalijar la casa de la pobre mujer. Personas que en su cotidianidad doméstica son tranquilos pobladores, pero que unidos son peor que las langostas, entreviendo la oportunidad de cagarse a uno de los suyos.

Pero qué hay de los que no se unen a la muchedumbre, por de pronto Zorba el Griego, que es un vividor, libertino, vital, un apasionado por la vida, que saca sus conocimientos de sus experiencias, “hombre dionisíaco”, como diría Nietzsche. Y su jefe, Basil, un tipo ordenado, reflexivo, tímido, pudoroso, siempre metido en sus libros, que saca sus conocimientos de lo que lee y observa, un “hombre apolíneo”, opuesto a la personalidad dionisíaca (siguiendo la tradición de esta antigua dualidad). Ambos hombres son muy diferentes, pero comparten una cosa: no son hombres sociables, más bien son solitarios, independientes, que nunca se unen a la muchedumbre sanguinaria, como cuando matan a la mujer que estuvo con Basil, y en pleno velorio.
Estos dos hombres con todos sus defectos y virtudes, diferencias y conflictos, tienen un enemigo en común: la multitud, los demás, inmunizándose con esto de la irracionalidad del pueblo.

No sé si los hombres y mujeres que no participaron de los saqueos para el 27-F eran dionisíacos o apolíneos, o si estaban muy asustados para salir y unirse a la turba. Lo que sí sé, es que dejarse llevar en demasía por la sociedad, por sus intereses, objetivos y convenciones, nos transforma tarde o temprano en bestias que pierden control de sí mismos, haciéndonos perder dignidad y humanidad, casi siempre cuando estas más deben brillar, que es en los momentos de crisis.

viernes, 25 de febrero de 2011

Festival de Viña y Cultura (escrito a la rápida pero se entiende)

En la reciente actuación de Calle 13 en el Festival de Viña del Mar su vocalista pedía “más cultura”, y de hecho la entregaron en su lírica de crítica social, diversidad musical e invitando a verdaderos artistas nacionales a interpretar con ellos (Inti Illimani Histórico y Camila Moreno). Sting y la orquesta sinfónica de Chile en este mismo Festival también dieron clases de cómo hacer del arte objeto de mayor atención y por lo tanto de expansión del alma (que es el “debe ser” del arte).
Entonces la cultura  –y cuando digo cultura no me refiero a las batucadas callejeras que tiraba el gobierno de la Concertación a los pobres– sería como el mar, algunos vacacionan en él y se entretienen, es un respiro a su vida, pero de ahí no sacan nada salvo un bronceado que a las dos semanas desaparece. Pero para otros ese mar es su vida, cual marineros o pescadores, y así también pueden morir tragados por las olas. Sólo así se explica el compromiso a muerte –a veces por excesos– de los creadores.
En definitiva, la cultura, cuando es de verdad, es asunto de unos pocos. Se debe renunciar a cosas que no siempre en sociedad es legitimo renunciar para que la cultura se manifieste con intensidad. Pero en esto, como en todo, opera el “quid pro quo”, o sea, una cosa por otra, y aquel país que no está dispuesto a sacrificar algo para obtener desarrollo cultural (que no es lo mismo que crecimiento económico) deberá aceptar que sus ciudadanos prefieran batucadas sin ton ni son y humoristas de baja calaña antes que la cultura real, esa que provoca un temblor de la conciencia y su posterior germinación en la forma de conocimiento, respeto, sensibilidad, pensamiento crítico e identidad.
Más adelante abordaremos este tema con más profundidad y sin extendernos demasiado, que twitter tiene malacostumbrado a algunos. Lo digo en buena.

Buenas madrugadas a todos.

jueves, 24 de febrero de 2011

Posteo a Emol




La ciencia y la religión no operan en ámbitos separados e iguales, ¡ojala fuera así! La ciencia es la superación de la superstición y la religión el intento de mantenerla, porque ella misma es superstición, intentando a través del tiempo entorpecer el trabajo de la ciencia, hasta el día de hoy.
Los hombres de ciencia suelen ser más morales, tolerantes y evolucionados que el humano religioso promedio. Además, los griegos sabían que sus dioses y mitos eran fantasías funcionales al poder, y que cualquier pensador que quiera serlo en serio debía distanciarse de los condicionamientos y creencias sociales de su tiempo y espacio. Lo extraño es que en este tiempo, dos mil años después, muchos sigan creyendo que la biblia es palabra de dios, que Yahvé, Alá, Jehová es un dios diferente a Zeus u Odín -de hecho ese “dios único” es tan sanguinario y "humano" como esos dioses de panteones politeístas- y que sea gente con acceso a educación, viajes, ¿libros? Y poder quien más se aferre a esos mitos; quizá el mantenimiento del poder y sus privilegios sea la explicación más obvia. Por último, se puede creer profundamente en un principio divino, y ser consecuente con ello, pero ser fiel a iglesias, obispos y dogmas refritos del folclor judío sazonado a la fuerza con algo de neoplatonismo y aristotelismo, es demasiado parecido a la estupidez y credulidad infantil...
Si no me cree, pregúntele a los fieles de El Bosque.

(No me opongo a la creencia de Dios, ni a su existencia, sólo a la creencia de que ese creador universal sea el que aparece en el viejo testamento, el nuevo testamento o el corán, en fin, un dios arcaico de tribus del desierto).

miércoles, 23 de febrero de 2011

Vista Previa

En el proceso de hacerme este blog una constante apreció, hacer “vista previa”. Usual en el ámbito informático, muy inusual en la vida. Muy diferente sería nuestro paso por el mundo si hiciéramos ese pequeño acto de prever antes de la decisión final. Podríamos saber qué esperar de nuestras relaciones, carreras, trabajo... Bastaría un acto de observación previa para saber cómo se viene la mano y así no caer en esa constante –que ya he visto en demasiada gente– de uno o dos años de triunfo y alegrías y el resto de la vida una sucesión de amarguras, rutina tediosa y resignación.

Sí, sé que en la vida no hay un botón donde hacer vista previa. Pero existen las experiencias propias y de los demás. De ahí se pueden sacar muchas vistas previas para las decisiones importantes, un poco de reflexión y análisis es todo lo que se necesita (y no decidir desde la guata, precipitadamente, a veces –sino es que siempre– influenciado por los demás). ¿Si lo hacemos con un simple blog, por qué no con nuestras vidas?

Para graficarlo un poco más cito ese aforismo que dice: “el que no aprende de sus propias experiencias es tonto, el que aprende de sus experiencias es inteligente, y el que aprende de las experiencias ajenas es sabio”. Yo agregaría a esta frase: y dudar constantemente de nuestras certezas es de maestros.